El viento está cambiando de sentido poco a poco y a veces de repente. El oxígeno no falta pero no me llega y el aire me lo quiere restar como sí el también necesitase respirar. Lo veo y me acecha, te envuelve para dominarte y al final estas a su merced más sumisa. La libertad te llama a aguantar la respiración unos momentos y sigilosamente expirar, mientras el viento sigue cambiando y buscando nuevos esclavos de sí mismo. Inmóvil en posición, sin oportunidad de huir ni causa, y el te guantea.
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